El Hubble desentraña misterios dentro de la Nube Menor de Magallanes

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Los astrónomos han encontrado estrellas jóvenes que están girando en espiral hacia el centro de un cúmulo masivo de estrellas en la Pequeña Nube de Magallanes, una galaxia satélite de la Vía Láctea.

A la naturaleza le gustan las espirales, desde el remolino de un huracán hasta los discos protoplanetarios en forma de molinillo alrededor de estrellas recién nacidas, o incluso hasta los vastos reinos de las galaxias espirales de todo nuestro universo.

Cúmulo estelar NGC 346 dentro de la Nube Menor de Magallanes

El brazo exterior de la espiral de este enorme vivero estelar llamado NGC 346 puede estar alimentando la formación de estrellas con un movimiento de gas y estrellas, similar al de un río. Según los investigadores, ésta es una forma eficiente de impulsar el nacimiento de estrellas.

La Pequeña Nube de Magallanes, una de las tantas galaxias satélites de nuestra galaxia, tiene una composición química más simple que la Vía Láctea, lo que la hace similar a las galaxias que se encuentran en el universo más joven, cuando los elementos más pesados eran más escasos. Debido a esto, las estrellas de la Pequeña Nube de Magallanes se calientan más y se quedan sin combustible más rápido que las de nuestra Vía Láctea.

Además de ser un representante del universo primitivo, a 200.000 años luz de distancia, la Pequeña Nube de Magallanes es también uno de nuestros vecinos galácticos más cercanos.

Saber cómo se forman las estrellas en la Pequeña Nube de Magallanes ofrece una nueva idea sobre cómo pudo suceder en la historia temprana del universo una explosión de nacimiento de estrellas, cuando estaba experimentando un “baby boom” alrededor de 2 a 3 mil millones de años después del big bang (el universo tiene ahora 13.800 millones de años).

Los nuevos resultados encuentran que el proceso de formación de estrellas allí es similar al de nuestra Vía Láctea.

Con solo 150 años luz de diámetro, NGC 346 cuenta con la masa de 50.000 soles. Su extraña forma y su rápida tasa de formación estelar han desconcertado a los astrónomos. Se necesitó el poder combinado del Telescopio Espacial Hubble de la NASA y el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral para desentrañar el comportamiento de este nido estelar.

“Las estrellas son las máquinas que esculpen el universo. No tendríamos vida sin las estrellas y, sin embargo, no entendemos completamente cómo se forman”, explicó la líder del estudio, Elena Sabbi, del Space Telescope Science Institute (Baltimore). “Tenemos varios modelos que hacen predicciones, y algunas de estas predicciones son contradictorias. Queremos determinar qué regula el proceso de formación de estrellas, porque necesitamos estas leyes para comprender también lo que vemos en el universo primitivo”.

Los investigadores determinaron el movimiento de las estrellas en NGC 346 de dos maneras diferentes. Usando el Hubble, Sabbi y su equipo midieron los cambios en las posiciones de las estrellas durante 11 años. Las estrellas en esta región se mueven a una velocidad promedio de 3.200 kilómetros por hora, lo que significa que en 11 años se mueven 320 millones de kilómetros. Esto es aproximadamente 2 veces la distancia entre el Sol y la Tierra.

Pero este cúmulo está relativamente lejos, dentro de una galaxia vecina. Esto significa que la cantidad de movimiento observado es muy pequeña y, por lo tanto, difícil de medir. Estas observaciones extraordinariamente precisas fueron posibles solo gracias a la exquisita resolución y alta sensibilidad del Hubble. Además, la historia de observaciones de tres décadas del Hubble proporciona una línea de base para que los astrónomos sigan los diminutos movimientos celestes a lo largo del tiempo.

El segundo equipo, dirigido por Peter Zeidler de AURA/STScI para la Agencia Espacial Europea, utilizó el instrumento Multi Unit Spectroscopic Explorer (MUSE) del VLT, que se encuentra en la superficie para medir la velocidad radial, que determina si un objeto se acerca o se aleja de un observador.

“Lo que fue realmente sorprendente es que usamos dos métodos completamente diferentes y básicamente llegamos a la misma conclusión “, dijo Zeidler. “Con el Hubble, puedes ver las estrellas, pero con MUSE también podemos ver el movimiento del gas en la tercera dimensión, y eso confirma la teoría de que todo gira en espiral hacia adentro”.

Pero porqué una Espiral?

“Una espiral es la forma buena y natural de alimentar la formación estelar desde el exterior hacia el centro del cúmulo”, explicó Zeidler. “Es la forma más eficiente en la que las estrellas y el gas que alimentan más formación estelar pueden moverse hacia el centro”.

La mitad de los datos del Hubble para este estudio de NGC 346 son de archivo. Las primeras observaciones se realizaron hace 11 años. Se repitieron recientemente para detectar el movimiento de las estrellas a lo largo del tiempo. Dada la longevidad del telescopio, el archivo de datos del Hubble contiene ya más de 32 años de datos astronómicos que impulsan estudios a largo plazo sin precedentes.

Las observaciones con el Telescopio Espacial James Webb de la NASA serán capaces de identificar estrellas de menor masa en el cúmulo, brindando una visión más holística de la región. Durante la vida útil del Webb, los astrónomos podrán repetir este experimento y medir el movimiento de las estrellas de baja masa. Luego podrán comparar las estrellas de gran masa y las estrellas de baja masa para finalmente aprender el alcance total de la dinámica de este vivero.