Normalmente, los agujeros negros gigantes que acechan en el centro de las galaxias son conocidos por sofocar la formación de estrellas, cortando la capacidad de su anfitrión para generar nuevas estrellas. Pero el agujero negro en el corazón de la galaxia enana Henize 2-10 está haciendo lo contrario: está inyectando gas en un vivero estelar cercano, según una nueva investigación publicada en Nature el 19 de enero.
Esta galaxia enana se encuentra a más de 34 millones de años luz de distancia en la Región de Pyxis (brújula), visible desde el hemisferio sur (sobre el barco de Argo conformadas por las Constelaciones de Vela, Puppis y Carina).
“Desde el principio supe que algo inusual y especial estaba sucediendo en Henize 2-10”, dijo Amy Reines, investigadora principal de la nueva investigación realizada con el telescopio espacial Hubble, en un comunicado de prensa . Y ahora Hubble ha proporcionado una imagen muy clara de la conexión entre el agujero negro y una región vecina de formación estelar ubicada a 230 años luz del agujero negro.
El agujero negro en Henize 2-10 está expulsando gas nuevo, que se mueve a aproximadamente 1,6 millones de km/h (1 millón de mph), hacia la región, lo que desencadena el nacimiento de nuevas estrellas. Todavía no se sabe cómo ocurre esto, ya que normalmente las salidas de gas de los agujeros negros masivos calientan tanto las nubes de gas circundantes que no pueden enfriarse lo suficiente como para formar estrellas.
Incluso antes de este descubrimiento, Henize 2-10 estaba en el radar de los científicos. Durante años, los investigadores han tratado de comprender cómo los agujeros negros supermasivos que se encuentran en el corazón de galaxias masivas como la Vía Láctea lograron crecer hasta tamaños tan inmensos. Con apenas una décima parte del número de estrellas que tiene la Vía Láctea, Henize 2-10 desató un debate hace una década entre los astrónomos sobre si las galaxias enanas más pequeñas albergan agujeros negros centrales menos masivos en proporción a su tamaño.
