El objeto del cinturón de asteroides conocido como Hygiea puede ser el nuevo bebé de la familia del planeta enano.
Hygiea, actualmente clasificada como un asteroide, ya cumplió con tres de los cuatro requisitos para convertirse en planeta enano: orbita alrededor del sol. No es una luna. Y no ha barrido su trayectoria orbital de otras rocas espaciales, como lo hacen los planetas completamente desarrollados. Ahora, las nuevas imágenes del telescopio revelan que Hygiea es casi esférica, lo que marca la última casilla para calificar como planeta enano.
Si la Unión Astronómica Internacional lo reclasifica oficialmente, Hygiea se uniría al puñado de planetas enanos, incluido Plutón, en nuestro sistema solar (SN: 25/5/18). Con unos 430 kilómetros de diámetro, Hygiea derribaría a Ceres, con su diámetro de 950 kilómetros, como el planeta enano más pequeño descubierto en nuestro sistema solar, informan los investigadores el 28 de octubre en la revista Nature Astronomy.
Las imágenes de alta resolución del Very Large Telescope en Chile confirmaron que Hygiea es casi tan redondo como Ceres, y que su superficie no está estropeada por una gran cuenca de impacto. Eso fue una sorpresa para los investigadores, liderados por el astrónomo Pierre Vernazza del Laboratoire d’Astrophysique de Marseille en Francia. Habían esperado ver un enorme cráter de una colisión hace miles de millones de años que formó el séquito de más de 6.800 pequeños asteroides de Hygiea. En comparación, el asteroide Vesta luce una gran cicatriz por la formación de su propio enjambre de asteroides más pequeño.
Las simulaciones por computadora realizadas por el equipo de Vernazza ofrecen una posible explicación: hace más de 2 mil millones de años, una roca espacial de unos 100 kilómetros de diametro se destrozó por completo. Cuando la mayoría de los restos se agruparon nuevamente, formaron un cuerpo liso y esférico que denominamos como Hygiea. Algo diferente sucedió con Vesta, aproximadamente tres veces más grande que Hygiea, el cual fue golpeado por un objeto de 65 kilómetros, donde le cortó parte de su material, dejando una gran grieta.
El Firmamento